Wednesday 18 April 2012

Sobre el Rey Petar Kresimir IV

ACTA DE DONACION QUE EN 1069 EL REY CROATA KREŠIMIR IV HIZO EN NIN[1] AL CONVENTO DE SAN CRISOGONO

"Yo, Krešimir, gobernando por gracia de Dios en Croacia y Dalmacia y reinan-do después de mi abuelo, de grata memoria, el rey Krešimir y de mi padre, el rey Esteban —ambos descansan ahora en el campo de Klis— reunido en mi residencia de Nin con los presentes comités (gobernadores), príncipes y bani y con capellanes de mi carte real, púseme a meditar qué podría ofrendar al Dios omnipotente para que salvaguardara mi gobierno del reino heredado y diera la paz eterna a las almas de mis antepasados y antecesores. Y encontré que, de las obras de piedad, ninguna sería más grata a Dios y más digna de nuestra corte terrestre que otorgar a las moradas de los santos y de los monjes posesiones y donaciones decorosas. Y por cuanto el Dios omnipotente extendió nuestro reino por la tierra y el mar, decidimos y dispusimos solícitamente honrar el convento de San Crisógono en Zadar con posesiones y tierras. Encontramos igualmente en las obras de nuestros antecesores, preclaros reyes croatas, que ellos obsequiaron también a dicho convento muchas heredades y propiedades; y nosotros, no queriendo apartarnos nada de la senda de nuestros antepasados en lo tocante a la salvación de nuestra alma y la de nuestros difuntos, te otorgamos a ti, San Crisógono, por intermedio del venerable Pedro, digno abad de tu santa casa, nuestra propia isla real, ubicada en nuestro mar dálmata, que se denomina Maon y que a su izquierda tiene la isla que en croata se dice Vir. Que esta isla, pues, sea por siempre de propiedad del convento de San Crisógono y que ninguno entre los mortales se oponga a ello, puesto que así lo disponemos con el consentimiento y a pedido de los señores de todo nuestro reino. A fin de que esta donación nuestra sea duradera y valedera por todos los tiempos, la certificamos y firmamos Nos, junto con nuestros obispos y disponemos que quienquiera que sea si, olvidándose del juicio divino y despreciando nuestro honor real, quisiera arrebatar esa isla al convento mencionado, sea culpable de ello en el Juicio Final; que eterna-mente comparta la suerte de Herodes, de Judas y del Mago Simón; que sea maldito por Dios y por sus apóstoles, por todos los santos y, especialmente, por San Crisógono. Disponemos, además, que por tal acto criminal deberá pagar a nuestra corte —bien durante el reinado de alguno de nuestro sucesores, o durante el mandato de gobernador o de ban— la multa de 100 libras de oro y ser declarado en nuestro reino deshonrado para siempre. Doy fe, Yo Krešimir, rey de Croacia y Dalmacia; yo, Esteban, obispo de Zadar, firmé este documento". A continuación siguen los nombres de los testigos oculares: Adamić, gobernador de Nin, testigo; Boleslav, comodoro de la corte, testigo; Velkić, gobernador de Luka, testigo; Volesa, senior, testigo; Budac, camarero, gobernador de Bribir, testigo; Ivan, capellán real, testigo; Petar, juez de la corte real, testigo; Studec, copero real, testigo; Leo, primer espadero real y gobernador de Dalmacia, testigo; Selislav, gobernador de Sidras, testigo; Dragomir, gobernador de Cetin, testigo; Andrés, alcalde de Biograd, testigo. En la ciudad de Nin
Amén".




[1] La ciudad croata en Dalmacia, donde los reyes croatas de sangre nacional tenían su primera residencia habitual. El historiador F. Bulić dice lo siguiente: "El primer Concilio en Split de 924 fue convocado por el Papa Juan X, pero de conformidad con el deseo del arzobispo de Split ...... últimamente el poder territorial de latinos se había reducido, porque los croatas tenían a su propio obispo en Nin, quien tenía una gran influencia, no sólo en la Corte real sino en la entera Croacia y el pueblo, es decir, entre la mayoría abrumadora de la población de Dalmacia.
Los arzobispos de Split habían dado espaldas a Roma inclinándose a Bizancio. Por eso Roma apoyaba al obispo de Croacia... El idioma nacional en la liturgia, Roma y el obispo croata —único— reunían al pueblo croata en un frente contra latinos".
La reconciliación de Split con Roma desde el Concilio de 924, dio otro rumbo a los acontecimientos. Split se convirtió en la metropolis de los croatas y latinos, el obispo croata de Nin subordinado al arzobispo de Split y el idioma croata prohibido en la liturgia.

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